domingo, 18 de enero de 2009

Una taza de cholocate valor, plis????



Ayer cuando llegamos a casa desde Manhattan, el asfalto era color asfalto. Esta mañana todo era blanco. Los copos de nieve que caían sin cesar eran del tamaño de una moneda de dolar.

Este es uno de esos días en los que lo único que apetece es tomarse una buena taza de chololate caliente (y si es con churros, mucho mejor) frente a la ventana, mientras ves la nieve caer, la gente quitar el hielo de los cristales, los niños tirarse bolas de nieve...

Lo malo es que en Nueva York, de momento, no he encontrado ningún sitio que vendan tan preciado oro negro. Será este uno de los artículos que ponga en mi wishlist de cosas que me tienen que traer los que me visiten desde España.

sábado, 17 de enero de 2009

La Paella... ¿Valenciana?



Aquí en Nueva York hay todo tipo de supermercados, con todo tipo de productos de cualquier parte del planeta. Etiquetas en chino, koreano, español, ruso, arameo o islandés, invitan a probar exquisiteces traidas de cualquier rincón del mundo.

Aquí nos encontramos con la paella valenciana, donde una imagen vale más que mil palabras...

Sólamente con ésto ya podemos hacernos una idea de los alimentos típicos que nos encontramos de esos países exóticos que nunca hemos visitado.

De todo tenemos que aprender, por lo que yo aconsejaría que para conocer la cocina típica de un lugar, hay que ir al sitio en cuestión y comre con los del pueblo. Porque comprar un paquete de paella que consta de arroz amarillo, caldo de marisco, flamenca, naranja, guisantes y una saeta, no creo que pueda llegar a transmitir el sabor de una buena paella de pollo y conejo hecha a leña en el paellero de casa de los tios del pueblo.

viernes, 16 de enero de 2009

Dias de nieve y frío



Los dias de nieve y de frío (pero frío de verdad como los 12 bajo cero de hoy) son para estar en casa, calentitos, recogiendo, ordenando, pensando, leyendo, jugando a la nintendo...
Los dias fríos son el invierno. Esto si que es un verdadero invierno, hielo en las aceras, nieve en los rincones, gorros, bufandas, botas...
Nunca antes había pasado un invierno así, pero me gusta. Me gusta sentir el frío en las mejillas, ver los copos de nieve caer, que el tren elevado pase y suelte la nieve que se ha quedado en las vias a merced del viento, sentir de nuevo el calor al entrar a un café, ver las estalactitas colgar de los bajos de los coches...
Dicen que aún no ha llegado lo peor del invierno, pero me gusta, me gusta estar en casa tomandome un café mientras escribo este blog.